14 de marzo de 2023

La sexagésima sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (6-17 de marzo de 2023) constituye una oportunidad para celebrar los logros de las mujeres y las niñas en todo el mundo, así como para avanzar en nuestra voluntad de acelerar los progresos en igualdad de género.

Dado que la innovación y la tecnología para lograr la igualdad de género constituye una cuestión fundamental para el progreso de las mujeres y las niñas, el tema principal de este año no podría ser más oportuno e importante.  

La innovación y el cambio tecnológico suponen una transformación profunda que está redefiniendo la vida en el siglo XXI. El progreso tecnológico permite avances sin precedentes capaces de mejorar los resultados sociales, económicos y políticos para todos.

No obstante, estos avances y resultados no se comparten de manera equitativa. Tres millones de personas siguen sin tener conexión a Internet, la mayoría de ellas mujeres y niñas. Las mujeres también sufren un retraso con respecto a los hombres en lo que se refiere al uso efectivo de la tecnología, al ser esta una capacidad que interactúa con otras dimensiones de la discriminación, como la educación y el déficit de competencias, y la reducción de la autonomía. A medida que el mundo de Internet adquiere mayor importancia en la vida de las personas, la aceleración del cambio tecnológico aumenta el riesgo de que esas desigualdades se afiancen.

Las mujeres y las niñas han realizado importantes contribuciones a la innovación humana. Sin embargo, siguen estando infrarrepresentadas en la ciencia, la tecnología, las ingeniería y las matemáticas (STEM). Solo representan el 35% del alumnado de estas disciplinas. Las mujeres ocupan menos de un tercio de los puestos en el sector tecnológico y solo el 22% de los empleos en el área de la inteligencia artificial (IA).

El resultado de estas discrepancias no solo se observa en la eventual misoginia de las empresas de alta tecnología, un ámbito en el que las mujeres siguen abandonando sus puestos de trabajo a un ritmo alarmante; también en los productos y servicios que crean estas empresas, donde vemos que el sesgo inconsciente y la desigualdad están literalmente inscritos en el código de las tecnologías más utilizadas.

El futuro de la tecnología no debe ser un futuro de desigualdad

El activismo digital y el poder de movimientos como #MeToo demuestran, sin lugar a dudas, la influencia de la acción digital colectiva para impulsar el cambio. Sin embargo, las redes sociales también han fomentado la desinformación en materia de género, la información falsa, la violencia en Internet y el discurso de odio sexista dirigido a las mujeres y las personas LGTBQ+, los defensores de los derechos humanos, los políticos y los periodistas de todo el mundo, y cada vez preocupa más que la tecnología emergente de la IA pueda utilizarse para promover esas tendencias intolerables.

Los ataques infundados en Internet son agresiones a la democracia y la inclusión. Con ellos se trata de silenciar las voces de las mujeres y disuadirlas de presentarse como candidatas para ocupar un cargo público o de defender sus derechos. Conforme se acelera el desarrollo de la IA, el riesgo de que los sesgos arraiguen más profundamente en los sistemas de nuestras vidas aumenta de manera exponencial.

Ante unos retos que se antojan tan difíciles, la sexagésima sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer puede corregir el rumbo de manera decisiva.  Debemos demostrar a las mujeres y los hombres de todo el mundo que no tenemos miedo. Podemos y debemos garantizar que la humanidad prevalece en el mundo digital, incluso cuando en la vida real esta perezca insuficiente. Esta sesión nos ofrece una oportunidad colectiva para reforzar el marco normativo en torno al género y la tecnología, y llega en un momento crucial, antes del Pacto Digital Mundial, que formará parte de la Cumbre del Futuro de 2024, promovida por el Secretario General de las Naciones Unidas.

El informe del Secretario General  presentado a la Comisión es claro en sus recomendaciones. Debemos primar el acceso equitativo y significativo a todas las mujeres y niñas que permita una experiencia online segura, satisfactoria, productiva y asequible.  La tecnología debe promover la igualdad de derechos y oportunidades para que las mujeres y las niñas aprendan, tengan derecho a ser escuchadas, accedan a servicios fundamentales, amplíen sus negocios o tengan acceso a productos financieros.

Debemos revertir la violencia de género y la impunidad de proporciones colosales de que disfrutan los infractores y las plataformas digitales que amplifican y canalizan ataques dirigidos a las mujeres y las niñas. En resumen, debemos garantizar que la tecnología amplifique las voces de las mujeres para que puedan influir de una forma más decisiva en la dirección futura del mundo.  

La diversidad es fundamental para garantizar que la tecnología satisfaga las necesidades de todos

Promover la igualdad de género en el ámbito de la tecnología es, efectivamente, una cuestión de derechos, pero va más allá de los aspectos relacionados con la justicia. El liderazgo igualitario de las mujeres en los entornos digitales garantizará que la tecnología del futuro promueva la sostenibilidad y la inclusión, en lugar de la ruptura y la división. Incorporar las perspectivas de las mujeres en la ciencia y la tecnología contribuirá a que el sector entienda que la innovación debe extenderse más allá de los aspectos puramente técnicos. La diversidad es esencial en la tecnología, ya que permite que las empresas creen productos mejores y más seguros que tengan en cuenta a todos.

No obstante, solo lograremos los avances que perseguimos y los productos que desean las mujeres y las niñas cuando garanticemos que ellas están representadas de la misma forma en todos los ámbitos de la adopción de decisiones. Las responsables de políticas están aportando una perspectiva importante a los debates en materia de reglamentación.  Las especialistas en tecnología están rechazando los modelos anticuados y sitúan la inclusión y la seguridad en el centro de su trabajo. En todas las esferas, los derechos y las aportaciones de las mujeres son determinantes para un futuro en el que la tecnología sirva a la humanidad, y no lo contrario. Es necesario que estas aportaciones se integren de una forma más decisiva y comiencen a impulsar el cambio con premura y a gran escala.

Para situar a las mujeres y las niñas en el centro de la tecnología se requiere una acción colectiva

Más que nunca, el tema prioritario de este año nos insta a todos a emprender una acción colectiva. Debemos asegurarnos de que las plataformas tecnológicas mundiales estén basadas en los derechos humanos y en los principios de apertura y rendición de cuentas. Debemos abordar las asimetrías de poder entre los propietarios y los usuarios de los servicios digitales, así como la proliferación de empresas tecnológicas que dominan el universo sin unas garantías y una rendición de cuentas adecuadas. Es necesario que promovamos la colaboración entre los gobiernos, la sociedad civil, el sector privado y la comunidad tecnológica para garantizar que las ventajas de las tecnologías digitales se reparten de manera equitativa.

Para fraguar el futuro que necesitamos, las mujeres y las niñas deben situarse al frente y liderar el camino, también en el ámbito de la tecnología. Nuestro futuro, el de todos, depende de ello, tanto en línea como fuera de línea.

 

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